“La guerra de los mundos”: 120 años de la invasión que cambió la manera de entender el universo
Escrito por Super Radio el 15 marzo, 2020
La gran novela de H.G. Wells constituye un clásico imprescindible de la ciencia ficción al plantear por primera vez al hombre como un ser inferior y sirvió como modelo para otras obras cumbre del género en el siglo XX. Su influencia en la cultura pop
Fitting también considera que debido a la influencia del texto el alien pasa de ser un elemento satírico, como lo había en Voltaire, por ejemplo, a ser uno de entretenimiento, lo que se haría patente en los pulps de los años 20 y 30. Al respecto, cabe recordar que la novela fue adaptada en las páginas de Amazing Stories, de Hugo Gernsback, en agosto y septiembre de 1927, ilustrada por Frank Paul.
Wells tomó el tema de una invasión implacable de una narración ficticia publicada en 1871—en pleno desarrollo de la guerra Franco-Prusiana—, en la que Alemania invadía exitosamente las islas británicas. El libro, escrito por el soldado y Sir George Chesney, se llamó The Battle of Dorking: Reminiscences of a Volunteer y fue tan influyente que el primer ministro Gladstone debió aplacar los temores de una invasión genuina. Wells, sin embargo, aduce haber obtenido la idea en una caminata con su hermano Frank por la campiña inglesa, quien le preguntó qué sucedería si repentinamente cayeran unos seres del espacio allí. Wells explicó en 1920 que en aquel período su carrera estaba enfocada en la escritura de cuentos cortos, que sirvieran para «comentar sobre las falsas seguridades y la necia complacencia de la vida cotidiana». Nada mejor que una catástrofe para sacudir nuestra moralidad y nuestra rutina.
Wells y su inestimable influencia en la ciencia ficción
La influencia de las primeras obras de Wells en el género es colosal. Sus novelas La máquina del tiempo (1895), El hombre invisible (1897) y La guerra de los mundos iniciaron a toda una generación de escritores en la ciencia ficción y les dieron un modelo a imitar. Desde John Wyndham hasta Theodore Sturgeon, pasando por Robert Heinlein y Ray Bradbury, el estilo, la visión y los temas que Wells desarrolló sirvieron como valla a superar. Incluso Borges no pudo evitar elogiar a quien consideró «un admirable narrador».
Quisiera enfocarme brevemente en una obra importante de la ciencia ficción que abrevó en la novela de Wells: El fin de la infancia, de Arthur C. Clarke (1953). Fitting observa que los aliens allí son una raza intelectualmente superior, con apariencia casi diabólica, que ha perdido toda la sensibilidad hacia el arte, por ejemplo, y hacia la espiritualidad y el humor, algo no muy diferente a los marcianos de Wells, cuya superioridad tecnológica tiene su correlato en su comportamiento como raza superior, con un desdén explícito hacia las muestras de inteligencia por parte de la humanidad.
Marcianos en la radio: Orson Welles y su adaptación de la novela
A los 23 años, Orson Welles obtuvo su propio show radial en la CBS, donde adaptó clásicos literarios con el talento fresco de una joven promesa. El 30 de octubre de 1938, como broma de Halloween, le tocó el turno a La guerra de los mundos. En un contexto de incipiente conflicto bélico entre las naciones de Europa, Welles adaptó la historia para que transcurriera en la geografía estadounidense y la presentó como una serie de boletines informativos.
Según reportaron los diarios al día siguiente de la transmisión, familias enteras abandonaron sus hogares o se armaron y proveyeron de máscaras de gas, preparándose para una invasión sin precedentes. Existe una buena cantidad de documentos epistolares—unas dos mil cartas en total—que dan cuenta de la reacción popular frente al programa. Uno de los oyentes, quien acabaría siendo una de las figuras centrales de la ciencia ficción mundial, Isaac Asimov, había formado una sociedad literaria para el estudio del género un mes antes. Luego de la transmisión, el grupo aprovechó para debatir sobre si la Tierra, ante un ataque extraterrestre, debería rendirse a una civilización superior o si debería presentar batalla. Asimov tomó partido por la supremacía terrestre, y esa significó su primera presentación frente a un grupo de fans de la ciencia ficción.
El psicólogo norteamericano Hadley Cantril fue el primero en estudiar el fenómeno alrededor de la transmisión. En 1940 publicó The Invasion from Mars: A Study in the Psychology of Panic, que en parte contribuyó a cimentar el aura mítica que la emisión adquirió. Hacia fines del siglo XX, la visión que Cantril ofreció de los hechos comenzó a ser cuestionada por los investigadores. Entre otras falencias, el estudio de Cantril sólo se enfocó en el estado de Nueva Jersey, donde se sabía que el terror fue más intenso. La falta de evidencia, de datos duros, y la repetición de frases hechas también se cuentan entre los puntos débiles del estudio. Aún así, la «teoría del pánico» que postuló Cantril sigue siendo inmensamente popular.
Pese a lo que todavía se sostiene, es posible asentir con los que toman una posición más escéptica. El escritor Thomas Disch señala que los lectores de ciencia ficción estaban al tanto de que se trataba de una historia ficticia, mientras que varios autores coinciden en que el «pánico» fue mayor entre aquellos que no escucharon las reiteradas advertencias—se aclaró este punto cuatro veces durante la transmisión—y las muchas señales que el programa daba respecto de la falsedad de los hechos relatados. Incluso Welles cerró el show explicitando que todo había sido una broma especial por el Día de Brujas.
Cabe señalar que el otro Wells, H.G., pese al éxito del programa, amenazó con demandar a la radio por lo que consideraba un mal uso de su novela. Sin embargo, el «charlatán truculento» de Orson Welles hizo que el libro alcanzara insospechados y renovados niveles de popularidad, lo que tal vez no hubiera ocurrido de no existir la transmisión radiofónica