Un 24 de abril de 1942 nace Barbra Streisand como logró triunfar
Escrito por Super Radio el 24 abril, 2020
Tu padre sigue siendo muy importante para ti, ¿verdad? —le dice Wallace refiriéndose a Emanuel Streisand, quien murió cuando Barbra solo tenía 15 meses.
—Sí —contesta ella—. Me hubiera gustado tener un padre.
—Pero tuviste un padrastro…
—Sí, pero mi padrastro me ignoró. Nunca habló conmigo. Yo era apenas una niña y él me hizo sentir que yo era un ser horrible. Una vez…
En ese momento Barbra se echa a llorar. Es entonces cuando Wallace explica a la audiencia uno de sus peores recuerdos: el día en que Barbra pidió un helado y su padrastro se lo negó porque “era fea”.
Su madre la llevó a algunas audiciones cuando era niña pero tampoco fue un gran apoyo para su autoestima: “Mi madre decía que yo era demasiado rara y flaca. Que no era lo suficientemente bella para ser actriz. Que mejor me hiciera mecanógrafa ”. Barbra desoyó a su madre y 15 años después fue portada de miles de revistas con fotos de Lawrence Schiller y Steve Shapiro.
Schiller y Schapiro, al igual que Barbra, eran jóvenes judíos que salieron de Brooklyn y se abrieron paso en el arte y el entretenimiento en los turbulentos años sesenta. Ambos fotografiaron a los mismos personajes pero con distintos puntos de vista: desde John F. Kennedy y Martin Luther King hasta estrellas como Marilyn Monroe y Marlon Brando. Sin saberlo, los dos retrataron a Streisand simultáneamente. “Hace dos años y medio nos dimos cuenta de que ambos teníamos fotos de Barbra —explica Schapiro—, y fue ahí cuando empezamos a considerar reunirlas en Barbra Streisand by Steve Schapiro and Lawrence Schiller (Editorial Taschen) ”.
“La retratamos en el momento perfecto de su carrera,” cuenta Schiller refiriéndose a sus primeros diez años en el cine. “Los dos llevamos su imagen a un público que la adoraba y estábamos presentes cuando ella pasó de ser una cantante más a ser una superestrella”. Estas fotografías documentan esos tiempos en los que su afán de triunfar era mayor que el miedo a equivocarse.
El ascenso de Barbra no había sido fácil, aunque sí meteórico. Nació en Brooklyn, en el seno de una familia judía de clase media, pero la muerte de su padre los sumió en la pobreza.
Al graduarse en bachillerato se fue a vivir a Manhattan para tratar de convertirse en actriz. No tenía ni dinero ni contactos, solo una confianza ciega en su capacidad: como no ganaba lo suficiente para alquilar un piso, dormía en los sofás de primos y amigos. Pero su éxito no lo consiguió mediante la interpretación, sino con la música, cuando a los 18 años empezó a cantar en un bar gay del West Village llamado The Lion. “No era un antro —declaró su amigo Barry Denen—, sino un lugar elegante en el que la clientela, mayoritariamente masculina, iba vestida de chaqueta y corbata”. Esa era la única manera de evitar el hostigamiento de la policía hacia los homosexuales.
“Cuando empecé a cantar no le daba ninguna importancia”, ha contado Streisand, quien presume de no haber tomado clases de canto. “Yo quería interpretar a Shakespeare, a Chéjov; ¿para qué acudir a un night-club? Pues para ganarme la vida. Me pagaban lo justo para comer”. En The Lion ganaba 50 dólares a la semana y todos los filetes London Broil [corte de ternera marinada y asada] que le apeteciera comerse. Poco a poco se corrió la voz y hasta el dramaturgo Noël Coward vino a verla. Armada con su voz, su sentido del humor y un par de vestidos de segunda mano, pasó a un club mayor: el Bon Soir. Fue allí donde creció su reputación y donde la descubrieron los productores de Broadway.