Un 24 de noviembre de 1987 con 45 años de edad muere la leyenda del rock Freddie Mercury

Escrito por el 24 noviembre, 2018

Documentar quién fue Freddie Mercury es uno reto para cualquier periodista, cantante, compositor, estrella, icono, leyenda, músico virtuoso, único e irrepetible.
 
Fue la primera celebridad del mundo del rock en engrosar la lista de víctimas ilustres de la enfermedad, pero nada le hizo desistir de su deseo de aparentar normalidad y seguir trabajando hasta el último aliento. Hasta el punto de que tuvo que ser el 23 de noviembre de 1991, a tan solo 24 horas de su muerte, cuando por fin emitió un comunicado público para anunciar que había contraído la fatal enfermedad.
 
El secretismo de Freddie Mercury se contradecía con el aspecto que mostraba en sus ya intermitentes apariciones públicas, pero se amoldaba al carácter de un músico que, en abierto contraste con su explosividad escénica, tenía aversión por las entrevistas y cualquier clase de exposición pública de su intimidad. Las pistas eran más que evidentes: la banda ya no había girado para promocionar The Miracle (Capitol, 1989) y la aparición del cuarteto para recoger el premio Brit por su contribución a la música británica, el 18 de febrero de 1990, mostraba al vocalista con un aspecto físico muy desmejorado, extremadamente delgado y pálido.
 
Quizá sea ese deseo por el que el trabajo de la banda siguiera su curso con normalidad el que explique por qué Queen no tramaron, en ningún momento, un álbum-testamento a la manera del último Bowie. Aunque cualquiera que prestase algo de atención al single These are The Days Of Our Lives, grabado en mayo de 1991, adelanto de Innuendo (y a su sombrío videoclip, rodado en blanco y negro), podría darse cuenta de que su letra suponía todo un epitafio vital, aunque fuera a través de un texto que el batería Roger Taylor escribió originalmente pensando en su prole, y que no tardó en mutar en último adiós a su frontman.
 
En cualquier caso, la última canción en la que intervino Mercury fue Mother Love, luego incluida en el póstumo Made In Heaven (Hollywood, 1995), tal y como reconoció un Brian May que no tuvo reparo alguno en reclutar años mas tarde a Paul Rodgers (Free) o a Adam Lambert (concursante de American Idol) para reactivar la marca Queen en pleno siglo XXI. Sí, el show debía continuar, pero cabe preguntarse si a cualquier precio.
 
Desde el 24 de noviembre de 1991, la casa de Freddie Mercury en Kensington (Londres) se convirtió en lugar de peregrinaje para fans y devotos.
 
Freddie fue incinerado en el West London Crematorium, en Kensal Green, a las diez de la mañana del miércoles 27 de noviembre de 1991.
 
“Fue todo perfecto, justo como Freddie lo habría querido”, dice Peter Freestone sonriendo. “Sólo para llevar las flores había cinco coches fúnebres Daimler. Freddie iba en un coche fúnebre Rolls-Royce y cuatro coches detrás. Su ataúd, sencillo, de roble claro, con una única rosa roja encima, fue transportado a hombros al son de You’ve Got a Friend, interpretada por Aretha Franklin. Todos nosotros íbamos detrás. Éramos unos catorce en el lado de los ‘amigos’ y aproximadamente treinta parientes en el lado de la ‘familia’”.
 
Elton John llegó en su Bentley verde. Brian May asistió con su novia, con la que rompía y se reconciliaba a menudo (y que ahora es su esposa), Anita Dobson. Mary Austin, embarazada de su segundo hijo, Jamie, acudió con Dave Clark. Jim Callaghan, el fiel guardia de seguridad de Queen, estaba de pie y en silencio a la puerta de la capilla, esperando a recibir a los padres de Freddie y acompañarles al interior.
 
“Cuando el féretro desapareció, pusimos una grabación de «D’amor sull’ali rosee, de Verdi, un aria de Il Trovatore, cantada, por supuesto, por Monserrat Caballé. Ésa era la pieza musical favorita de Freddie.
 
A menudo entraba en el estudio, la ponía, y subía tanto el volumen que se podía oír a los músicos pasando las páginas de sus partituras, e incluso moviendo las sillas. Fue increíblemente conmovedor”, decía Peter, “y yo estaba bastante afectado”.
 
“Necesitaba estar solo. Mi madre está enterrada en ese crematorio. Recuerdo que fui corriendo hasta el lugar en que están enterradas sus cenizas y le pedí que cuidara de Freddie”.
 
Los homenajes florales a Freddie cubrían más de mil metros cuadrados a las puertas del crematorio.
 
De parte de sus padres, dalias y lilas blancas con el mensaje: “Para nuestro querido hijo Freddie. Siempre te querremos. Mamá y Papá”.
 
De parte de David Bowie, rosas amarillas.
De parte de Elton John, un corazón de capullos de rosa de color rosado con las palabras: “Gracias por ser mi amigo. Siempre te querré”.
 
El homenaje de Boy George decía simplemente: “Querido Freddie, te quiero”.
 
La corona de Mary Austin era una almohada de rosas de color amarillo y blanco, con la frase: “Para mi queridísimo, con mi amor más profundo, de parte de tu Vieja Fiel”.
 
Una corona del pequeño hijo de Mary decía: “Para el tío Freddie con amor de parte de tu Ricky”.
 
La corona de Roger Taylor llevaba una emocionante despedida: “Adiós, viejo amigo, ¡por fin tendrás paz!”.
 
Posteriormente todas las flores se donaron a los hospitales de Londres.

 

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