The Boss;10 iconos de su discografía.

Escrito por el 23 septiembre, 2019

1973. ‘Growin’ up’

Una de las 12 canciones que Springsteen tocó con la guitarra acústica al cazatalentos John Hammond para que le fichara en CBS representa el minuto cero de su autobiografía. Lírica intempestiva, a lomos de un arrollador rock en ‘crescendo’ a partir de un piano romántico, lanza algunas de sus primeras frases lapidarias: «‘Y juro que encontré la llave del universo en el motor de un viejo coche aparcado’». El automóvil, como metáfora de la libertad y la independencia. A punto para pisar el acelerador.

1975. ‘Born to run’

El Santo Grial del Boss, transmite que uno puede y debe tomar las riendas de su destino rebelándose contra las circunstancias y trascendiendo los límites. Con este himno de contornos épicos, desborda la categoría inoperante de ‘nuevo Dylan’ y construye una catedral de rock’n’roll con su ‘riff’ matador, sus inflexiones dramáticas tocadas por el saxo de Clarence Clemons y una narrativa en llamas. Ya nadie podría pararlo.

1978. ‘Badlands’ 

Otro hito. Expresa el mismo impulso liberador de ‘Born to run’ pero con una conciencia del peso soportado por la clase trabajadora y de la figura del héroe cotidiano. El afán por el dinero no lleva la felicidad, sino una insatisfacción crónica, y solo el amor, la esperanza y la fe nos salvarán. Pieza inflamada, que cabalga sobre el trotón piano de Roy Bittan y áridas guitarras eléctricas, abre el sombrío álbum ‘Darkness on the edge of town’. 

1980. ‘Drive all night’

Dentro del doble álbum ‘The river’, sección de baladas, se abre paso esta narración a corazón abierto. Ocho minutos y medio de letanía en torno al amor perdido y reencontrado, con interferencias de los «ángeles caídos» que danzan en la vida mundana y una súplica final: «‘uro que conduciré toda la noche para comprarte un par de zapatos’», canta desgarrándose. «‘Contra el viento, contra la lluvia, contra la nieve…’».

1984. ‘Born in the USA’

Una de las canciones más malinterpretadas, y quizá en su ambigüedad radica una clave del éxito. Con su complexión marcial, anclada en la batería de Max Weinberg,  maneja una aparatosa épica patriótica, cuando su relato nos habla con rabia del veterano de la guerra de Vietnam al que el país ha dado la espalda. Reagan se quedó con la primera lectura y Springsteen lo amonestó. La versión rockera es la más imbatible.

1987. ‘Tougher than the rest’

El matrimonio con Julianne Phillips resultó turbulento, como testificó  ‘Tunnel of love’. De ahí sale este medio tiempo grave, de una envolvente solemnidad, en la que declara su disposición a trabajar en la «delgada línea» que, a través de la tiniebla y de sus propias faltas, sellará su compromiso si ella está «lista y con valor para amar». Canción sobre la vulnerabilidad masculina, que Bruce estrenó con la cálida complicidad de Patti Scialfa.

1995. ‘The ghost of Tom Joad’

Los 90 fueron inestables para Bruce, con la E Street Band en reposo y tanteos con otros músicos que no fructificaron. En medio de la confusión, el álbum acústico ‘The ghost of Tom Joad’ representó un sólido punto de anclaje con su memoria de ‘Las uvas de la ira’, la novela de John Steinbeck, y su historia en torno a los granjeros de Oklahoma que emigraron a California en  la Gran Depresión. Springsteen en versión folk hardcore.

2002. ‘The rising’

El impulso anímico para un nuevo ciclo de esplendor brotó de la tragedia del 11 de septiembre en Nueva York. Springsteen asume un rol de conciencia de América y se pone en esta canción, que da título a su regreso con la E Street Band, en el papel del bombero que se abre paso entre las ruinas y la polvareda de las Torres Gemelas. A partir de ahí, un enérgico canto que deriva hacia la espiritualidad, buscando la esperanza a través del caos apelando a un sonido de rock granítico. Reconfortante regreso.

2012. ‘Land of hope and dreams’

Publicada en versión de estudio en el álbum ‘Wrecking ball’, esta pieza se dio a conocer en la gira de reunión de la E Street Band, de 1999 (cerró la primera noche del ‘tour’ mundial, en el Palau Sant Jordi). Nos habla de un tren hacia «la tierra de la esperanza y los sueños» al que todos pueden subirse, no solo los virtuosos: serán bienvenidos «los santos y los pecadores», así como «las almas perdidas». Como una moderna canción góspel (coro incluido) para rearmar al Springsteen del siglo XXI.

2019. ‘There goes my miracle’

Springsteen ha dado señal en el 2019 sorprendiéndonos con un álbum de sonoridad suave y cromática, con arreglos de cuerda paisajísticos y guiños a un remoto pop del sur de California. El marco acogedor para canciones en las que refina su narrativa en torno a las almas perdidas de la América despoblada. Ahí, ‘There goes my miracle’ es una reflexión dolida sobre el amor y la culpa que contrasta con un estribillo majestuoso, un mirador de sentimientos encontrados en el tramo final del disco.




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