La vida privada de Elvis Presley

Escrito por el 8 enero, 2019

Marcado por la muerte de su madre y la maldad de su ‘manager’, el coronel Parker, su vida fue de mal en peor
 
Cuando le llamaron a filas pidió ser uno más. Lo destinaron a Alemania y allí conoció al amor de su vida, Priscilla Beaulieu, la bella hijastra catorceañera de un oficial estadounidense destinado allí. Ascendió a cabo y comenzó a vivir como un ‘rey’. Poseía una gran casa fuera del cuartel, sus ayudantes le planchaban los uniformes y tenía a su novia cada vez que quería. Por el camino, descubrió el gran poder de las anfetaminas y sufrió la muerte de su madre.
 
 
La extravagancia de su indumentaria sobre los escenarios y, sobre todo, los movimientos alocados de su cintura y sus brazos le valieron el sobrenombre ‘Elvis the Pelvis’.
Si la perspectiva de la vida militar asustaba a Elvis, temeroso de que en dos años sus fans ya le habrían olvidado, Gladys estaba aterrorizada, segura de que su hijo iba a morir en alguna guerra lejana. Ella intentó mantener la compostura pero ya estaba enferma.
 
En agosto de 1958, Elvis recibió una llamada de un amigo, empleado suyo. Su madre había sido ingresada y estaba muy enferma. De inmediato fue a hablar con su joven comandante en jefe para solicitar un permiso especial. «¿Ha muerto ya su madre?», le preguntó.«No. Señor», respondió Elvis. El permiso fue denegado.
Furioso, fue a otro oficial y amenazó con desertar. Temiéndose un gran escándalo que habría supuesto la deserción más célebre en la historia del US Army, la cadena de mando se movió rápidamente y Elvis fue llevado a Memphis al lecho materno.
 
Gladys, con hepatitis, estaba en un estado crítico. Tras pasar un rato conversando, ella le convenció para que se fuera a casa a descansar. De madrugada sonó el teléfono. Ella había muerto.Tenía 46 años.
En aquel momento pareció que toda la diversión, el deber y la responsabilidad salieron de la vida de Elvis Presley. Todo el mundo sabía la estrecha relación entre ambos. Ahora, balbuceante, histérico de dolor, sollozaba ante la prensa y las cámaras. «Nunca más dará de comer a las gallinas», le dijo lloroso a su padre.
Tras el funeral, tuvieron que arrancarle del ataúd y sedarle.El coro tenía previsto interpretar cuatro himnos. Al final y a petición de Elvis, cantaron 12.
Una semana más tarde regresó al Ejército. Toda su vida, le dolería que se burlaran de su familia, orígenes, gusto o acento. Nunca le avergonzó el haber crecido en la pobreza y siempre se sintió orgulloso de su madre. Pero sin ella, Elvis se volvió aún más solitario.
 
A Elvis siempre le atrajeron las chicas jóvenes, a mitad de camino entre la inocencia y la propia conciencia sexual. Pero en el caso de Priscilla Beaulieu esa atracción casi se hizo peligrosa.
La conoció en 1959 cuando ella tenía 14 años. Su padrastro era un militar destinado en Weisbaden (Alemania). Su buena estrella hizo que Elvis estuviera acantonado muy cerca.
 
Cuando en 1958 Elvis fue llamado a filas, se comentó mucho que hiciera la mili como cualquier otro soldado, pero ¿cuántos soldados del Quinto Ejército de EEUU vivían fuera de la base, cuidados por su padre, su abuela y dos de sus mejores amigos que le lustraban las botas y planchaban sus docenas de uniformes?
¿Y cuántos soldados se hubieran atrevido a salir con una estudiante de 14 años, enviando un coche para recogerla primero y después subirla a su dormitorio?
«¿Qué pasará si la prensa y los admiradores se enteran de su edad?», le advirtieron su padre y sus amigos. Si el Ejército lo supo, nunca dijo nada. La prensa nunca se enteró.
 
Resulta difícil saber cuán apasionadas fueron las veladas de Elvis en su dormitorio con Priscilla. En su autobiografía, ella firma que llegó virgen al matrimonio cuando finalmente se casaron en 1967, aunque los miembros del círculo íntimo de Elvis se limitan a sonreír. Pasara lo que pasara sexualmente entre ellos, de 1961 a 1967, ella vivió prenupcialmente con Elvis en Memphis. Ella era muy guapa y muy madura para tener 14 años. Elvis se quedó prendado de ella y la vida de Priscilla cambió para siempre.
 
 
Priscilla Beaulieu era lo bastante joven para moldearla como quería, convirtiéndola en rubia para siempre, gracias a la química.
En 1962, Priscilla que ya era toda una mujercita de 16 años, seguía en Alemania. Entonces recibió una llamada de Elvis preguntándole si quería ir a Los Angeles. Ella dijo que sí. Dos semanas después, estaría tomando anfetaminas para mantenerse despierta y barbitúricos para dormir. Jugar de noche, dormir de día. Una existencia de Drácula.
Un año más tarde, Elvis convenció a los padres de Priscilla para que se mudara a Graceland. Ella entró en un convento católico de Memphis para acabar sus estudios y a él le convirtieron en su tutor legal. Lo asombroso es que la prensa local nunca supo nada de que su nueva inquilina tenía sólo 16 años.
A las pocas semanas de instalarse Priscilla en Graceland, él se marchó a Hollywood para rodar Viva Las Vegas y tener un affaire con Ann-Margret. En su opinión, tenía lo mejor de dos mundos: una incesante y variada vida sexual en Hollywood y una niña pequeña esperándole en Graceland y de la que cuidaba su abuela.
Aunque es poco probable que la abuela Presley supiera algo de las eróticas fotos Polaroid que a Elvis le gustaba hacer con Priscilla en braguitas blancas y sujetador y, al menos en una ocasión, en compañía de otra chica.
 
Elvis Presley se casó con Priscilla Beaulieu en mayo de 1967.Tenían 32 y 22 años respectivamente. Nueve meses después, nació su única hija, Lisa Marie Presley.

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